Mucho se ha escrito sobre el expresidente José Pedro Castillo Terrones, quien intentó dar golpe de Estado. Procede del interior de la región Cajamarca, de la provincia de Chota, del distrito de Tacabamba, específicamente, del centro poblado Puña. La única vez que lo conocí de cerca y a través del hilo telefónico fue cuando encabezó una protesta de profesores contra el Ministerio de Educación en el 2017 representando a una facción del Sutep. Fue en radio Líder de Cajamarca en su programa periodístico El Centinela del aire. Aquí noté que no era accesible a entrevistas a la prensa de forma general. Lo sentía desconfiado y vertical. No era fácil lograr una entrevista, por insistencia se lograba pero por breve tiempo. Como dirigente de la protesta, a nivel nacional de ese año, se hizo conocido y, las autoridades de entonces, la prensa aliada de la derecha, lo hicieron conocido por calificarlo que era miembro de una facción de Sendero Luminoso, sin pruebas. Hizo temblar al gobierno del entonces de PPK quién, después, renunció por presión del fujimorismo que controlaba el Congreso que, a poco tiempo, también, fue disuelto.

puña, la tierra de  castilo, chota , cajamarca

Por información periodística y del JNE, Pedro Castillo, pretendió ser autoridad de su pueblo, sin éxito, por el partido Perú Posible de Alejandro Toledo quien, hoy, la justica busca extraditarlo para juzgarlo por corrupción. Además de ser dirigente pretendía ser autoridad política hasta que en el último proceso electoral del 11 de abril del 2021, para elegir nuevo presidente de la república, apareció como candidato de Perú Libre. “Castillo, un novato que encontró la oportunidad de participar en la política a través de la sigla de Perú Libre, el partido del acaso último hombre en el país que cree en la militancia, el médico educado en Cuba Vladimir Cerrón. Aunque su sueño” dice la socióloga Zaraía Toledo Orozco en un documento que ha hecho público Una guía para entender el Perú de Pedro Castillo 75 © Nueva Sociedad / Luisa Sabatini 2021 76 Zaraí Toledo Orozco. 

Castillo Terrones tenía el sueño de ser autoridad principal hasta que, por el rechazo del electorado a la clase política corrupta que ha manejado el poder, los peruanos confía en él y lo eligen presidente de la república. Hoy, por pretender disolver el congreso inconstitucionalmente, está a punto de ser sentenciado. Existen personas que siguen confiando en él y otras decepcionadas.

LA CAIDA CASTILLO EN UN PAÍS DIVIDIDO

Una vez en el poder Castillo y elegido democráticamente, la derecha y su poder fáctico de los medios de comunicación tradicionales jamás lo iban a dejar gobernar. Éstos habían perdido los ingresos anuales de millones de soles por publicidad y estaban dispuesto de derrocarlo. Hasta que lo lograron. Por su lado, la derecha corrupta, que controla el Congreso, hacía su trabajo para vacarlo tomando como pruebas las serias acusaciones de corrupción que la fiscalía había encontrado. Esa derecha, con el control del Congreso, hacía lo que le da la gana en ese poder del Estado. Castillo no tenía bancada sólida con número necesario de congresistas para contrarrestar los desmanes que hacían las bancadas conservadoras lobistas y corruptas. Perú Libre no era su partido político, sino que lo habían ofrecido con ciertos acuerdos de poder. De manera que, sólo y con apoyo popular, iniciaba su camino al suicidio.

¿Por qué cayó Castillo? Tenía serios problemas de gestión, al margen del repugnante racismo que expresaba la derecha limeña. Nunca tuvo un partido político, además no existen, donde militara con doctrina y vida orgánica. Estaba solo y con un camino para gobernar un país divido entre los racistas y los excluidos, entre el Perú limeño y el Perú profundo, entre los ciudadanos de clase y de los de segunda clase. No tenía partido de centro izquierda o de izquierda radical. Encontró la oportunidad en Perú Libre de inspiración socialista cubana cuyo dueño era Vladimir Cerrón. Con partido ajeno pretendía realizar reformas que afectaban los intereses del sector que controlaba el país. Incluso siempre decía ya en el poder: "No voy a ser desobediente de mi pueblo. Acá, si el pueblo dice que es necesario un referéndum para cambiar la Constitución, referéndum tendrá". No pudo realizare ese referéndum. El partido que lo llevó al poder no controlaba el Congreso y, es más, renunció al partido. Quedó solo. Abandonado. No tenía equipo técnico ni político. Solo, quiso cerrar el Congreso sin apoyo del poder castrense que tiene influencias fujimoristas y de corrupción. ¿Prefirió por el suicido político a ser vacado? Es la respuesta a la incógnita que en los próximos meses se sabrá de los investigadores sociales y políticos.

Perú libré, partido que  llevó al poder a castilo. 

Otra de las razones por lo que Castillo cayó, en su propia ¿desesperación?, fue por el evidente sectarismo de la izquierda peruana, también corrupta. Nunca pudo unirse, menos para gobernar. Cuando Castillo despuntaba en segunda vuelta aventajándola por menos puntos a la señora Fujimori representante de la derecha acusada de corrupción, los gonfaloneros de la izquierda, la izquierda “caviar” como lo llama la derecha, que habían perdido en primero vuelta, sólo simpatizaban, románticamente, porque el odio era grande contra Vladimir Cerrón, dueño de Perú Libre. Lo acusaban de corrupto. Efectivamente, la fiscalía investigaba a Cerrón.

A Hugo Blanco, por los ochenta, Hildebrant lo entrevistó quien dijo lo siguiente: “Si no nos unimos, las masas nos mandaban simplemente a la mierda; y con toda razón”. Después agregó: “Confío en las masas nos ayuden a limpiar nuestras cabezas de toda esa porquería sectaria que tenemos todavía”. Ese sectarismo ha derrotado y sigue derrotando a la izquierda en nuestro país. Lo más grave, las masas han pagado el pato ante las armas de los militares que han tomada el poder. Han asesinado a más de 20 peruanos. El sectarismo de la izquierda a derrotado a Castillo.

Castillo no transó con los poderes fácticos como lo llaman los sociólogos, por el contrario cuestionó los horrores que cometían las trasnacionales y que los gobiernos anteriores les perdonaron. Nunca los grandes empresarios quisieron que Castillo fuera presidente, sino recordemos la campaña electoral de la segunda vuelta. Todos lo atacaba acusándolo de comunista, terrorista etc. Pero perdieron. Contra este poder se enfrentó el presidente del sombrero. No tuvo una estructura sistémica política y técnica para gobernar y enfrentar a ese tremendo poder ávido por más dinero. Terminó fuera del poder y encarcelado por la derecha que no perdona nada. Ni entre ellos: hicieron renunciar a PPK.

Ya como presidente Castillo, se le acercaron asesores y lobistas con la intención de ayudarlo. Se dejó rodear no de asesores sino de pequeños corruptos que comenzaron a cobrar por ciertos proyectos. La corrupción no es de ahora, del gobierno de Castillo, sino es de etapas históricas del Perú. Los gobiernos de derecha han sabido cogobernar con ella pero llegó el momento que comenzaron a temblar cuando la Fiscalía de la Nación comenzó poco a poco a limpiarse de corrupción. Uno de ellos, por no responder a la justicia, prefirió matarse a presentarse ante la justicia. La corrupción, que rodeó a Castillo, lo tumbó que fue elegido democráticamente.

Lo que tuvo que hacer bolivar cuando encontro un pais de ladrones

Lo que no se puede negar es que el Perú sigue dividido entre los que quieren gobierno para los olvidados y los quieren gobierno para lucrar. Cuando Bolívar llega al Perú encontró que las élites se peleaban por el poder sin haber ganado la guerra de la independencia, lo más grave, lo robaban a su Estado. En la guerra del Pacífico un general chileno les preguntó a sus soldados:

_ Por quién pelean_

_Por mi país_ dijeron.

Dirigiéndose a los peruanos éstos contestaron:

_ Por Piérola_ dijo uno

_Por Iglesias_ dijo otro. 

Luego de casi doscientos años después de la batalla de Ayacucho, seguimos divididos. No hay más otro camino que la Educación donde se desarrolle habilidades de valores, donde la competencia a desarrollar sea el no robar.