Este Congreso no sólo pretende perjudicar a la educación superior universitaria al aprobar una ley donde establece restructurar a los integrantes de la SUNEDU (incluir a las universidades para que sean juez y parte en la fiscalización de la calidad educativa); sino, además, pretende poner en peligro a la educación básica regular de niños y adolescentes al aprobar una norma que busca eliminar la Educación Sexual y el Enfoque de Género del currículo nacional. Qué bestialidad más grande de estos congresistas. Mientras que en otros países están intentando fortalecer la educación sexual en sus sistemas educativos, en el nuestro se retrocede a la cavernaria sociedad de siglo XX o XIX al eliminar temas de educación sexual y enfoque de género en la formación de futuros ciudadanos.

El empoderamiento sexual de los niños y adolescente en una educación sexual es fundamental. Empoderamiento no significa la genitalidad de los sexos (pene, testículos, escroto; vagina, clítoris, vulva; lo que se haga con ellos); sino información de primera mano de carácter científico sobre Sexualidad que comprende, de hecho, tres categorías: sexo, género y orientación sexual. Información que empodere a los futuros ciudadanos para que tomen su propia identidad y bienestar. Información para que rompa con ciertos mitos que los han metido a la cabeza sobre sexualidad. La otra columna de empoderamiento son los valores sobre sexualidad. Es decir que se practique, en el sexo, respeto, empatía, comunicación, consenso, afecto. No la violencia explícita que a diario se ve o denuncia en los medios tradicionales y digitales: violencia sexual contra niños y niñas, contra personas mayores. O violencia sexual oculta que hace bastante daño como por presión, por engaño, por chantaje, por envío de fotos etc. Por último, la otra columna del empoderamiento es el hablar para normalizar los valores que se debe practicar en la sexualidad. Comunicar lo que quieren hacer en la intimidad y respetar las decisiones de cada uno de los integrantes de la pareja. Los niños y adolescente de la educación básica regular deben entender la que la sexualidad  es mucho más que sexo, mucho más que genitalidad. La sexualidad se desarrolla desde que nacemos hasta que el individuo muera. Este empoderamiento sexual pretende eliminar los cavernícolas de este Congreso desprestigiado que supera más de 80% de desaprobación.

Pero la brutalidad no queda ahí. Va más allá. También pretenden eliminar el enfoque de género una de las categorías de la sexualidad que vimos en el párrafo anterior. Las bestias de los congresistas deben entender que la identidad de género, que es de carácter cultural, de normas, de conductas, de función social, no se puede eliminar en una educación integral. Su eliminación llevaría a la anulación de varios derechos como personas al margen de la opción sexual: heterosexual, homosexual, asexual, intersexual, no binaria, trans, bisexual… La pregunta que cabe aquí es: ¿Dónde queda la diversidad sexual en la educación de nuestro país? Se estaría promoviendo, con esta eliminación, la exclusión sexual en la educación de nuestros futuros ciudadanos. No permitamos ésto, esperemos que el Ejecutivo lo observe como lo hizo con el de la SUNEDU, no permitamos que la violencia de género se extienda en la educación de nuestros hijos.

Ya estamos enfermos de tanta violencia en general, se suma el de la violencia sexual no sólo por múltiples factores, que es bueno diagnosticar, en los agresores; sino porque las autoridades, a quienes hemos elegido para que velen por nuestro país, nuestro niños y adolescentes, aprueban leyes que atentan contra la integridad de los estudiantes. Necesitamos una educación sexual integral no sólo de prevención; sino promocional con que los estudiantes se informen y tomen sus decisiones.

Con esta educación nos vamos al barranco