Los peruanos hacen unos mese atrás, en un proceso electoral, decidimos elegir un nuevo gobernante para que conduzca la administración de nuestro país. La población, no en su mayoría, optó ya no por un gobierno de los de siempre; es decir de la derecha acusada e investigada por corrupción. Sino por un gobierno de izquierda a quien el conservadurismo extremo odia y no permite que llegue al poder. A pesar de ello, tenemos un gobierno de izquierda que se acomoda para gobernar y, sobre todo, atienda las necesidades de los peruanos ya sea de izquierda o de derecha.

La izquierda muy pocas veces ha llegado al poder. Cuando se aprestaba a competir en procesos electorales no sólo se enfrentaba a la otra opción de derecha o derecha radical; sino a ellos mismo por puro intereses mezquinos, de ambición de poder o de partido. Se destruían mutuamente mientras la DBA se reía en sus narices y aprovechaba para seguir con la hegemonía del poder político. Ahora en nada ha cambiado. Las cosas siguen igual para desgracia de los peruanos que hemos votado en el último proceso electoral.

Perú Libre, el partido que llegó al poder y tiene como presidente a Pedro Castillo, ahora, tras cambios en el gabinete por parte del presidente, dice que no apoyará con el voto de confianza por razones de no cambios y de gobernar para el centro, para los mismo de siempre. Son ellos mismos los que se destruyen, la misma historia de la izquierda mezquina y sectaria. El destruirse así mismo ya es un problema psicológico o quizá psiquiátrico que urge terapias constantes en las siguientes generaciones que formaran las nuevas filas de la izquierda.

Se suma a este problema el de los partidos políticos que, en el Perú, falta reformar y dar vida orgánica a los verdaderos partidos políticos y no a los clubes de amigos que después saquean al erario nacional. Pedro Castillo no es militante de Perú Libre sino un invitado para ser candidato presidencial por ese partido ante la situación jurídica del dueño del partido; es decir de Vladimir Cerrón. Éste sentenciado por corrupción cuando fue gobernador de Junín. Castillo se afilió a Perú Libre sólo para cumplir con la ley electoral sin tener vida orgánica y ni siquiera conoce las bases partidarias a nivel nacional. El mismísimo problema del vientre de alquiler que debe reformarse.

El problema que afronta hoy Pedro Castillo es que se unió a un partido cuyos altos dirigentes, entre ellos Cerrón, enfrenta investigaciones y acusaciones por corrupción en el gobierno regional de Junín, Los dinámicos del centro y lleva como ideario un modelo comunista que ya no funciona en el planeta. En pleno siglo XXI no se puede aislar de los mercados regionales e internacionales, el mercado es necesario con regulación del Estado.

Al presidente le ha costado desvincularse de la presión de los altos dirigentes de Perú Libre. Ahora tendrá que enfrentar no sólo a la derecha cavernaria que busca el momento para vacarlo; sino, también, a los radicales de Perú Libre que lo han amenazado y lo seguirán amenazando porque consideran que ha traicionado. Creo que la vacancia está ahí pero ha ocasionado malestar y hartazgo en la población, está siendo vista por la población como un instrumento para hacer daño no al gobernante, sino a la población.

En cuanto a la amenaza de los cerronistas no haría tanto daño al presidente Castillo, sino se convertiría en un búmeran que descalificaría al mismo partido Perú Libre. En los próximos procesos electorales desaparecería y hasta podría perder su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones.

En el fondo, la población viene observado una actitud mezquina de la clase política en el Perú, sienten que siguen jodiendo al Perú. Unos amenazan con vacancia, otros con no dar el voto de confianza, en otros priman el odio. No desperdiciemos la oportunidad, que la izquierda, haga buen gobierno y enfrente lo problemas cruciales del país. Caso contrario la izquierda y el país se van a mierda y el Perú también.