#ElPerúQueQueremos

Gobiernos cleptocráticos e instituciones en crisis.

Sobornos a todo nivel.

Publicado: 2017-02-07


Algunos historiadores cuentan que a Manuel Gonzales Prada, un grupo de militares corruptos quienes habían dado golpe de estado al presidente de la época, le fueron a ver a su domicilio para que sea candidato a la presidencia con el apoyo de los militares. Éstos pretendían aprovechar el prestigio intelectual que tenía el poeta modernista y ensaista. El autor del “Discurso del Politeama” les recibió al siguiente día de la invitación en su casa y aceptó la propuesta con una condición. Les entregó una lista de militares para que los fusilaran por corruptos. Los militares recibieron la lista y se retiraron de la casa de Gonzales Prada para nunca más regresar. Después se supo que en la lista se encontraban algunos militares que lo habían visitado.

Lo anterior narrado muestra que uno de los problemas trasversales que padece el Perú es la corrupción. No es de estos días sino de desde siglos atrás, es decir tiene un carácter histórico. El Perú republicano nació con síntomas de corrupción. Pocos fueron los gobernantes que no se apoderaron del dinero de los peruanos. Los que lo hicieron, una vez terminado sus mandatos, se mandaban a mudar o no les pasaba nada como sucedió en los últimos años. La impunidad reinaba junto con la corrupción. Robaban y volvían a robar como si fuera un modus vivendis de los gobernantes.

Los sobornos entregados al expresidente Alejandro Toledo, quien se presentó como el incorrupto y el que recuperó la democracia, demuestra que en nada a cambiado la corrupción en el país de los antiguos incas. En pleno siglo XXI tres son las gestiones de los gobernantes acusados de recibir sobornos de la trasnacional brasileña Odebrech. Pesó más la corrupción antes que un Estado soberano, un Estado que se ha dejado someter por el poder económico; un Estado, con sus respectivos gobiernos, que ha dejado de defender los intereses de los que los eligieron. Ya no gobiernan los gobernantes elegidos en elecciones democráticas, sino los poderes fácticos a punto de sobornos y corrupción. Ya no tenemos gobiernos democráticos en el sentido de administrar los recursos, sino existen grupos de personas cleptocráticas que dirigen el país. Le roban al país en acuerdo con los poderes económicos.

Con los poderes fácticos internacionales y nacionales, las instituciones en el Perú han sido tomadas por aquellos para que la denuncia contra los acusados por apoderarse de dinero de los peruanos, no quede en nada, se archive. Hasta antes que difundiera una corte norteamericana los sobornos de Odebrech a gobiernos de la región latinoamericana, el Ministerio Público había dejado de lado el caso Lava Jato, lo mismo sucedió en el Poder Legislativo. Es decir, estas instituciones bajaron la vista para dejar pasar la corrupción que procedía del país de la samba.

Es hora que las instituciones en nuestro país se reformen y recobren el poder que tienen para enfrentar la corrupción. Un Perú con instituciones sumisas y autoridades corruptas es difícil que crezca. Los que administran la justicia no deben ser medrosos para castigar a los corruptos, no deben temer al poder político y a los poderes fácticos de carácter económico.


Escrito por

El Moscón

De José Novoa Molocho. Periodista. Pedagogo. Bloguer. Tres vicios: leer, escribir y contar historias


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